1 de septiembre de 2011

Reflexión infantil ...


           

           No hay cosa que odie más en este mundo que la gente que mete sus narices donde no le llaman. ¿Por qué no se preocupan de lo suyo propio y nos dejan a los demás un poquito en paz? El conocer la vida de  otros no nos hace más valiosos o importantes. Pero claro, el ser humano es egocéntrico, egoista, siempre quiere llamar la atención como sea, y qué mejor forma de hacerlo que revelando las experiencias o secretos de otra persona. ¿Acaso ya no existe la privacidad? En breve, esta palabra desaparecerá de todos los diccionarios. Sí, se esfumará al igual que lo hace el humo de un cigarrillo, al igual que lo hacía Goku con su técnica de teletrasporte instantáneo, al igual que una pompa de jabón cuando estalla, esparciéndoce en millones de gotitas relucientes . Hoy en día, no hay mejor confidente que uno mismo. Los secretos dejan de serlo en cuanto una sola palabra se desliza por tu lengua y sale a través de tu boca, llegando, finalmente, a oidos ajenos. Aprende a ser desconfiado, a no fiarte ni de tu propia sombra. Que sean los demás quienes luchen por ganarse tu confianza y lucha tu también por ganarte la confianza de quienes te importan.

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