2 de noviembre de 2012

¡Qué le den a las chichas!


¿Por qué las mujeres estamos tan obsesionadas con esto de estar delgadas? Es que acaso no podemos comer lo que nos venga en gana sin temor a que nos llamen gorda, foca, ballena o alguno de estos sinónimos tan desagradables. Yo ya estoy harta de este bucle en búsqueda de una perfección que es imposible de alcanzar, pues siempre habrá alguien más perfecto que tú.

¿Por qué se nos exige tanto físicamente? Primero, la delantera, cuanto más grande mejor. En segundo lugar, el trasero. Fuera cartucheras, estrías y celulitis. Bienvenida sean anorexia y bulimia.

Maldigo la hora en que empezó a existir la moda y las medidas 90-60-90 comenzaron a ser la referencia para todas las féminas. Maldigo la hora en que a una mujer se le ocurrió eliminar de su cuerpo todo tipo de vello. Maldita sea la hora en que una mujer quiso calzar tacones porque no estaba conforme con su altura.

Odio la feminidad. Yo no he nacido para ser una Barbie.  Quizás no debería haber sido mujer, porque dudo que siéndolo alcance algún día eso que llaman felicidad. 

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