11 de agosto de 2012

Resaca...

Deprimentes. Así son. Días post-fiestón en los que te levantas a las tantas de la tarde, con mal sabor de boca, la lengua tan seca que casi parece agrietarse, dolor en sitios insospechados de tu cuerpo y un hambre de narices.

Así que, aunque probablemente la noche anterior hayas engordado un par de kilitos debido a las  calorías vacías del alcohol bebido y las de la comida ingerida en un ataque de ansiedad, te lanzas a devorar lo primero que pillas en tu cocina, habiendo antes tomado de un solo trago un litro y medio de agua.

Finalizado este proceso de nutrición, dedicarás lo que te queda de tarde-noche (pues probablemente no te entre sueño hasta las dos, tres de la madrugada) en intentar rehacer en tu cabeza todos los sucesos de la noche anterior, apenas consiguiendo recordar el principio y el final, quedando todo proceso intermedio en “siete negros signos de interrogación”. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario