Así que, aunque
probablemente la noche anterior hayas engordado un par de kilitos debido a las calorías
vacías del alcohol bebido y las de la comida ingerida en un ataque de
ansiedad, te lanzas a devorar lo primero que pillas en tu cocina, habiendo
antes tomado de un solo trago un litro y medio de agua.
Finalizado este proceso
de nutrición, dedicarás lo que te queda de tarde-noche (pues probablemente no
te entre sueño hasta las dos, tres de la madrugada) en intentar rehacer en tu
cabeza todos los sucesos de la noche anterior, apenas consiguiendo recordar el
principio y el final, quedando todo proceso intermedio en “siete negros signos
de interrogación”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario