29 de agosto de 2011

Super 8



       El pasado jueves, como no tenía nada mejor que hacer y, en parte, para aprovechar la oferta de mitad de precio, fui al cine con mis amigos. Como siempre, no teníamos ni idea de qué ver. Finalmente, nos decantamos por Super 8. ¿ Qué podía esperar de aquella película de Steven Spielberg ?

      Lo cierto es que después de obras cinematográficas tan espectaculares como Jurassic Park y E.T: El Extraterrestre, las expectativas para esta nueva producción eran desorbitadas. No es que sea una experta en el arte del cine, es más, si tuviera que calificar mis conocimientos en este campo del uno al diez apenas obtendría un mediocre suficiente. Por ello, me limitaré a sintetizar en un par de frases mi opinión.


      Decepcionante, puede. Un torbellino de emociones, eso seguro. Desde explosiones pirotécnicas que te hacen saltar en la butaca de la sala de cine hasta escenas en las que no puedes contener la risa. Y es que el hecho de que los protagonistas no sean más que niños juega un papel vital durante toda la película. La ilusión del primer amor, la nostalgia y la tristeza por la pérdida de una madre, la fuerza de la amistad, el coraje insensato y la rebeldía juvenil. Desde luego, lo más sorprendente fue el final. No puede evitar llorar de la risa al ver el resultado definitivo de el cortometraje realizado por los niños. Puedo asegurar que todos y cada uno de los presentes en la sala mostraba una sonrisa de oreja a oreja al finalizar la película.

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